Entender las etapas de evolución del sueño de tu hij@ te permitirá saber cómo ayudarle a descansar lo que realmente necesita según su edad.
Cuando dormimos, niños y adultos, el cerebro se restaura a nivel físico y emocional para alcanzar el balance que necesita y poder realizar las actividades del día siguiente, adquirir nuevos conocimientos y adaptarse a nuevas situaciones. Durante el descanso de tu hij@ se:
Secreta la hormona de crecimiento (mientras está en sueño profundo)
Fortalece su sistema inmunológico
Al descansar adecuadamente le permite mantenerse despierto con mejor humor y ser más tolerante; tener mayor capacidad de concentración y memoria; y desarrollar mejor habilidad para adaptarse
Por el contrario, cuando tu crío no tiene el sueño que necesita, pasa el día en estado somnoliento o hiperalerto (el llamado segundo aire); el efecto de ambos es no permitir que su cerebro aproveche al máximo cada oportunidad para aprender porque el cuerpo se enfoca en mantenerse despierto. Por todas estas razones, debes fomentarle buenos hábitos de sueño.
Entre sus primeros 3 y 4 años de vida, tu hijo pasa por diferentes etapas de sueño que se relacionan directamente con el desarrollo de su cerebro; conocerlas te permitirá saber qué esperar y cómo ayudarle a tener el sueño que necesita de acuerdo con su edad.
Los especialistas relacionan descansar bien con la capacidad de resolver problemas complejos, desarrollar el pensamiento abstracto y poder formar conceptos.
Etapa 1: Sueño de noche
¿Cuándo? Alrededor de las 6 semanas
Esta es la fase en la que aparece un periodo de sueño largo (de entre 4 y 5 horas) sin interrupciones.
De manera natural, primero se desarrolla el sueño de noche y luego aparecen las siestas; ocurre así porque, dentro del proceso de maduración de su cerebro, el reloj interno (ritmo circadiano) es el primer aspecto en regularse y ahí es cuando tu bebé comienza a distinguir entre el día y la noche.
Etapa 2: Siestas
¿Cuándo? Alrededor de los 4 meses de edad
Comienza a estructurar su sueño durante el día: primero aparece la siesta de la mañana, unas semanas más tarde la de medio día y, finalmente, la de la tarde. Cada una se presenta alrededor de la misma hora y con una duración parecida todos los días.
Entre los 3.5 y 4 meses puedes intentar crear una rutina diaria de siestas; para que realmente lo restauren, éstas deben durar por lo menos 45 minutos. Para planearla, puedes hacer una versión abreviada de la hora de acostar. Por ejemplo:
Rutina para dormir:
Bañarlo
Cenar (en caso de que ya coma sólidos)
Darle pecho o mamila
Contarle un cuento o cantarle
Acostarlo
Rutina para siesta:
Bajar las cortinas (si ya es mayor de 5 meses)
Contarle un cuento o cantarle
Acostarla
Una rutina le dará seguridad y le ayudará a saber qué esperar. No tienes que cumplirla de forma estricta, pero entre menos variantes tenga, tu hijo sentirá más seguridad acerca de su descanso.
Etapa 3: De 3 siestas a 2
¿Cuándo? Alrededor de los 9 meses
Aquí desaparece la tercera siesta. Ésta funciona como un “bonus” en caso de que las dos primeras hayan sido cortas o si tu hijo se levanta muy temprano, pero es la única que no forma parte de la biología del sueño.
Es posible que cuando la esté dejando, tendrás que ajustar la hora de dormir e iniciarla un poco más temprano para que no llegue agotado a la hora de acostarlo en la noche.
Este proceso se da de manera gradual: al principio habrá más días con 3 siestas que con 2 y luego cambiará la proporción, hasta que ya no la necesite; por eso es importante que seas sensible a sus necesidades de sueño.
Etapa 4: De 2 siestas a una
¿Cuándo? Entre los 15 y 18 meses
El objetivo es que esta única siesta dure entre 2 y 2.5 horas. Para lograr esta transición la clave es identificar el momento en el que tu hijo te indique que está listo, él será el termómetro para saber si fue lo suficientemente larga o si le faltó sueño.
Al igual que la fase anterior, ésta ocurre paulatinamente: al principio sólo lo logrará algunos días y también debes considerar acostarlo un poco más temprano en esos primeros días.
Etapa 5: Sin siesta
¿Cuándo? Entre los 3 y 4 años
Una vez que tu hijo logre hacer una sola siesta, la duración de ésta se irá reduciendo poco a poco y hacia sus 3 años de edad durará aproximadamente una hora y media.
Este ajuste implica que habrá días en los que no duerma siesta, mientras en otros sí la necesite; el proceso puede ser cansado y desgastante, pero evita que el medio día se convierta en una hora de pleito. Si lo notas cansado, déjalo dormir.
Durante este periodo o incluso cuando ya haya dejado la siesta, tener una hora de relajación, en la cual realice una actividad tranquila como escuchar música o colorear, puede ayudarle a recargar pilas para el resto del día.
Regresiones de sueño
Tu hijo al igual que tú, tiene noches en las que duerme mejor que otras; días muy emocionantes (en los que va a una fiesta, por ejemplo) o de ajuste (la entrada al kínder) pueden alterar su sueño.
No te sorprendas si cuando adquiera una nueva capacidad en su movimiento o aprenda una nueva palabra, lo practique a la mitad de la noche, esto es normal y una vez que para él deje de ser algo novedoso y “pase de moda”, su sueño volverá a como antes.
Los momentos más comunes en los que se presenta esta situación son:
Enfermedades
Vacaciones
Dentición
Un avance o desarrollo importante (girar, gatear, caminar)
La llegada de un nuevo hermano
También alrededor de los 18 meses y 24 meses puede tener regresiones causadas por el aprendizaje del habla y el reto a los límites, respectivamente.
Una vez que tu hijo desarrolla la habilidad de conciliar el sueño por sí mismo y establece buenos hábitos de sueño, en cada una de las etapas que atraviesa, es muy difícil que pierda esta estructura sin importar los cambios que le sucedan. Apoyarlo en este proceso, siendo lo más persistente posible, es algo que les regalarás para el resto de su vida con efectos extraordinarias.
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